En este limite vertiginoso, entre lo urbano y lo rural, se da instancia para la observación, concluyendo en que es este lugar donde se gesta la idea de proyecto, para evidenciar el aplacante cambio, donde se deja atrás el ruido y el quehacer del diario vivir en la ciudad, cambiado por el vaivén del oleaje, la apreciación del viento y el horizonte en el mar, que se pierde en las líneas de vegetación que cubren los cerros.
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